Nuestra empresa, tal como nuestra vida o nuestra familia, requiere de una estructura de conductas y comportamientos que nos permitan movernos y actuar de manera tal que lo que hagamos, sea lo más beneficioso para ello. Tal como buscamos para nuestra familia, lo mejor que podamos darles, nuestra empresa requiere lo mismo. Es así, como sentar las bases de una forma de conducta, nos va a entregar un marco en que nos permitirá desplazarnos con total seguridad, dándonos el espacio en que nos sentiremos cómodos para tomar las decisiones correctas para nuestra empresa.
Es necesario saber, de manera inicial, qué es lo que queremos hacer y qué es lo que queremos lograr ya que a partir de esto se puede generar este espacio seguro que, como particularidad, tendrá un lenguaje común que todos los miembros de nuestra organización comprendan y además simple, tanto así que permitirá que cada uno de nuestros colaboradores entienda sin problema cuál es su función dentro de este escenario.
Para lograr tener este espacio seguro común y simple, debemos tener información real y concreta de quién es nuestro cliente, que es lo que le ocurre, que necesita y de qué manera nosotros le ayudaremos. Cuando tengamos estas preguntas respondidas, tendremos que tomar decisiones estratégicas de cómo continuar y es ahí en donde un esquema, qué puede ir modificándose a medida que vamos avanzando, nos mostrará de qué manera debemos continuar, qué es lo que debemos modificar, qué de lo que ya estoy haciendo está bien y cómo puedo mejorar.
Cuando queremos ampliar nuestra casa o distribuir los muebles dentro de una habitación tendemos a imaginar cómo se vería la mesa de comedor a un lado al otro el sofá más grande y muchas veces tomamos un papel y lápiz y dibujamos un esquema de la habitación tratando de dibujar los muebles sobre ella y borrando y volviendo a dibujar para cambiarlos de lugar hasta encontrar la que nos parece la solución más adecuada luego ponemos manos a la obra y empezamos a modificar la habitación. Movemos los muebles, los instalamos en el lugar que queríamos y a veces funciona, pero otras veces no y solo lo notamos cuando ya está en el lugar incorrecto y hemos hecho todo el esfuerzo. Cuando esto sucede, tomamos nuestro papel una vez más y volvemos a dibujar cómo queremos que se vea y cambiamos hasta que logramos que la habitación se vea bien.
Una forma de dibujar este esquema para Nuestra Empresa es considerar los siguientes 9 aspectos:
- Segmentos de Mercado
- Relaciones con los clientes
- Propuesta de valor
- Canales
- Actividades claves
- Asociaciones claves
- Recursos claves
- Fuentes de ingresos
- Estructura de costos
Entender qué significa cada uno de estos nueve elementos, nos permitirá hacer nuestro dibujo de la forma que queremos y que nos deje satisfecho o también nos permitirá entender cuando es necesario modificarlo si el resultado no fue el que esperábamos o las condiciones de nuestro escenario han cambiado.